24_5_Prácticas de Filología en CCA

Filología, la ULPGC en CCA
Filología, la ULPGC en CCA

Crónicas de un crimen en Gran Canaria

El cine y la literatura confluyen desde los orígenes. En toda novela negra, hay un misterio y alguien dispuesto a resolverlo. Probablemente, este sea el género más adaptado por lo que entramos en él con el objetivo de resolver una incógnita: ¿está muerta la adaptación de la novela negra en Gran Canaria? ¿Podemos hacer algo para solventar ese crimen?

Seleccionamos novelas negras escritas por autores de Gran Canaria, localizadas en la isla y entre los años 2010 y 2024. La autopsia de este supuesto cadáver es complicada, pues adaptar un libro al cine conlleva una serie de pasos no siempre sencillos. Estos son, por ejemplo, eliminar personajes o cambiar puntos de la trama para que funcione mejor en la gran pantalla.

Sospechamos que una de las causas es el desencuentro entre cineastas y escritores, y realizamos un análisis de dieciséis novelas recopiladas en una base de datos, que seleccionamos porque parecen las más indicadas para dar pistas sobre cómo resolver el misterio. Encontramos solo una escritora, Mayte Martín, y una adaptación, La estrategia del pequinés de Alexis Ravelo. Con todas ellas nos damos cuenta de que Gran Canaria es un buen escenario del crimen, pero que normalmente se ha utilizado en el cine para simular otros lugares como Cuba o Filipinas.
Analizamos la cantidad de personajes que aparecen y que podrían eliminarse o añadirse, pues lo importante es jugar con los protagonistas y la trama para que el largometraje tenga el mejor resultado. Varios personajes con tramas menores pueden agruparse en una. Así, esta selección cuenta con personajes principales inferiores o iguales a cinco, lo que facilita su adaptación. Además, descartamos las complicadas, tramas demasiado enrevesadas o personajes difíciles de llevar a la gran pantalla que, sin embargo, pueden servir de idea central.

El desconcierto, la duda y la falta de información se cruzan muchas veces en nuestro camino al intentar descubrir el misterio: ¿Cuántos libros existirán creados por autores canarios que tengan lugar en la isla? ¿Cuántos casos habrán sido resueltos en el imaginario literario?
La pizarra policial se va completando y conecta con las dieciséis novelas que analizamos para encontrar las más viables para ser adaptadas al largometraje. Dieciséis historias en las que suele haber un desaparecido, un muerto o un desesperado por encontrar la verdad, así como nosotras.

La pizarra se cierra, quitamos chinchetas y ordenamos papeles. Nos quedamos con una serie de datos y referencias organizada pila por pila. Acotamos que sean novelas recientes que no cuenten con producción audiovisual. Despellejando cada novela, descubriendo el asesino de cada nueva historia, vemos que el hombre es protagonista y la mujer suele ser la asesinada o trata de engatusar al personaje principal, ganándose el título de femme fatale. Aunque alguna de las novelas seleccionadas rompe el canon y nos trae una mujer asesina, vengativa por los rastros de su pasado, o una secretaria fundamental para ayudar a resolver el crimen.

Una entrevista con el escritor y cineasta Carlos Álvarez nos proporciona una nueva pista sobre el “decir y hacer”. En la escritura se pueden decir muchas cosas, alargar la historia según conveniencia, destapar un asesinato con el razonamiento, etc; pero en el cine es necesario que todo eso se vea en la pantalla. El detective no puede estar reflexionando constantemente en todas las pistas que tiene acumuladas, en el cine eso tiene que verse, se tiene que apreciar la manera en la que las pistas se van descubriendo.

En esta pizarra policial la innovación es importante. Así, en las historias siempre hay una mente pensante y una cabeza de turco, unos se llevan el palo por otros, mientras tanto el rey de la montaña sigue encima de todos los cuerpos de los que tuvo que deshacerse para llegar hasta la cúspide. En un asesinato se reúnen las pruebas para dar con el culpable. Ricardo Blanco (el personaje de la saga de novela negra de Jose Luis Correa) encuentra pistas aparentemente ínfimas que en un principio no significan nada y que pueden terminar siendo de mucha ayuda al final del trayecto.

Separamos las tramas de las novelas según su similitud con otras obras. Mezclamos historias de asesinatos, mafias y desapariciones, y así vamos viendo un patrón que es el arquetipo de toda novela negra. La pizarra policial es amplia. Proponemos algunas obras de entre las dieciséis analizadas. Algunas de Jose Luis Correa (Las dos Amelias, Mientras seamos jóvenes y Quince días de noviembre), con su protagonista Ricardo Blanco, que presentan casos interesantes con un factor sorpresa que podrían convertirse en una serie que enamorara al público.

Otras novelas que proponemos son: Gancho Ciego, de Antonio Flores Lage, que muestra la cruda realidad de una zona de la ciudad con personajes profundos e interesantes; Si le digo, le engaño, de Carlos Álvarez, que destaca por su tono divertido y trama innovadora, pues los protagonistas encuentran dos sacos de cocaína en medio del mar y se disputan qué hacer con ellos; y Muerte en Vegueta, de Christian Santana, seleccionada por la manera en la que se presentan los asesinatos, una oda a Shakespeare. Por último, destacamos buenas ideas centrales como El fabricante de muñecas de Miguel Aguerralde, que nos trae como asesino a un guaguero que trabaja en San Telmo; o La espiral del silencio de Mayte Martín, que relata el asesinato de una periodista y sus posibles causas.

A través del análisis observamos un estereotipo ligado a la novela negra que, según nuestra impresión, se debe a la generación de los escritores (que tienen más de 45 años) y su género. Los hombres son rudos y sin sentimientos, mientras que la mujer es sensual y provocativa.

El desconcierto y la incertidumbre desaparecen con la investigación, las pistas nos han llevado al talento y sus posibilidades. La sensación que nos queda al final es de buen sabor de boca. Llegamos a la conclusión de que existen novelas grancanarias ideales para ser llevadas a la gran pantalla, lo único que falta es alguien interesado en ello. Por tanto, nos gustaría que este artículo animara a productores y cineastas a llevarlo a cabo.

Miriam Padrón Ortega
Priscila Benítez Zalazar